Dubái es como un sueño fastuoso, un oasis de rascacielos y lujo en mitad del desierto. Algo así como la alquimia de la modernidad al servicio de una reinvención constante en una nueva tierra de oportunidades en pleno proceso de explotación. Y España ya ha puesto sus ojos en ella. El fuerte crecimiento demográfico, la apertura democrática en muchos de ellos y...
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