Hubo un momento en el que las reuniones de la dirección de Spanair ya no se hacían en la sede de la compañía, sino en el Palau de la Generalitat, en la plaza de Sant Jaume. La aerolínea de apariencia privada pero controlada por el gobierno catalán dejó de volar abruptamente la noche del 27 de enero de 2012, con un pasivo de 474 millones de euros, un quebranto...
Suscribete para leer la noticia completa: