Hace una década la familia Vañó, vinculada al mundo oleícola desde el siglo XVIII, decide crear la marca Castillo de Canena para producir y comercializar aceites de oliva de gama alta.
Diez años después, su director general, Francisco Vañó, asegura no estar arrepentido de haber abandonado el mundo de las finanzas (ocupó cargos directivos en el Santander) y mantiene...
Suscribete para leer la noticia completa: