Hacía tiempo que Joan Garriga (Barcelona, 1963) barruntaba este desenlace prematuro a una vida llena de altibajos. El expiloto había asumido el destino fatal de una existencia desordenada y sin rumbo, que en los últimos años se había complicado hasta el extremo por sus coqueteos con las drogas y el empeoramiento de sus problemas de salud. Un cóctel explosivo...
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