Utilizar el fútbol para revindicaciones políticas es uno de los peores pecados que un club puede cometer a los ojos de la UEFA. De hecho, un artículo específico de su Reglamento Disciplinario rechaza «el uso de gestos, palabras, objetos o cualquier otro medio para transmitir cualquier mensaje que no sea apto para un evento deportivo, en especial los mensajes...
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