Los goles permitieron una despedida tranquila. Y eso que el inicio fue malo. Por momentos, la pasividad, cuando no el pasotismo, resultó excesiva. Hubo aplausos al baloncesto, único metal, y división de opiniones de inicio con Íker Casillas. Le metieron dos goles desde fuera del área, primero Escudero, luego Castro. Él opuso estiradas tristes, que en realidad...
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