Superado el ecuador del Gran Premio de China, coches y pilotos en ebullición, corazones y motores palpitando por encima de los umbrales de la resistencia, Kimi Raikkonen bramó con su habitual sutileza desde el auricular de la radio interna de Ferrari en uno de esos exabruptos que generan tantas sonrisas en la Fórmula 1. «Quitadme a ese McLaren de ahí», exclamó...
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