Él mismo sabía que su actitud negativa le perjudicaba a él y al Real Madrid. Sin embargo, no podía evitarlo. Los malos resultados y los pitos del público eran una mezcla de sensaciones desagradables que no digería. Incluso sintió ese desafecto cuando salvó al equipo con dos goles frente al Schalke. La derrota y los silbidos le carcomían la cabeza. No podía continuar...
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