Blanca y Lucía, como cada partido en Vallecas, aguardan con paciencia a que su chico se duche, atienda a los medios y se despida de sus compañeros. Lo hacen enfundadas con la franjirroja. Orgullosas y ufanas, luciendo el 23, número de marido y padre, de padre y marido. El sábado, tras su recital ante el Levante, cuatro goles en apenas catorce minutos, hecho inaudito...
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