El Atlético tuvo fe y se desquició, todo en 45 minutos. Después, ya no hubo partido. Fue fiel a su prestigio en un arranque descomunal, marca de la casa, pero se desarropó los pies y ahí perdió el duelo, la eliminatoria y los papeles, sobre todo Gabi en el túnel de vestuarios en una trifulca con los rivales, y Arda en una rabieta impropia. A Simeone le sigue...
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