Ha sido el más listo de la clase. Ha oteado el horizonte. Sami Khedira ha visto cómo se equivocaban compañeros como Ozil y cómo sufren colegas como Di María. Ha olido el ambiente de su futuro y el blanco brilla por el mundo. Ha calculado los réditos deportivos y económicos de quedarse o marcharse. Futbolísticamente, no hay duda. Y ahora deja la puerta abierta...
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