Se veía a Cristiano en el túnel de vestuarios y los ojos le echaban fuego. No veía el momento de que empezara aquello y ponerse a correr. Así que cuando Gil Manzano pitó ya no paró, tanto que a veces las piernas le iban más rápidas que la cabeza, o la cabeza que las piernas, que nunca se sabe.
El portugués estuvo muy participativo, bullidor, con muchas ganas,...
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