Hay pocos jugadores que controlen tanto la escena como Gerard Piqué, agradecido ante las cámaras y los micrófonos en este fútbol de tópicos y de «sí, bueno». Se le esperaba con expectación ayer en la improvisada sala de prensa de Luxemburgo, una carpa a la intemperie anexa al pequeño estadio Josy Barthel, y él respondió con naturalidad, de frente ante el tema...
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