La última palabra fue la suya. De su boca, su determinación, su esfuerzo, su trabajo acumulado y su cabeza salió la decisión de afrontar una gesta colosal: nadar dos finales consecutivas (800 libres y 200 estilos) con apenas tres minutos de diferencia. Y lo volvería a hacer: «Sí, haría todo lo que he hecho». No le dio tiempo a secarse, apenas a quitarse el agua...
Suscribete para leer la noticia completa: