Era un hombre feliz. Casi desmedido. Ancelotti, un hombre habitualmente definido por la mesura, la perdió por unos minutos al conquistar su primer título en el fútbol español. Han sido diez meses de presiones. De escuchar que el Madrid no rendía en los partidos ante los otros grandes y que él, desde el banquillo, tampoco realizaba buenas alineaciones ni sustituciones...
Suscribete para leer la noticia completa:

