La Fórmula 1 pone a prueba este año uno de los secretos de la eterna juventud: los pilotos deben conducir bajo la presión de ahorrar gasolina. Los coches llevan depósitos de 100 litros y la autoridad ha decretado tolerancia cero: ni uno más ni uno menos. Los bólidos que consuman más de ese tope no llegan a la meta. Una idea que enlaza con la vertiente comercial...
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