Cuando Rafa Nadal se da cuenta de que está en la final de Pekín, encumbrado como número uno pasase lo que pasase en la última batalla, Novak Djokovic ya se ha escapado sin remedio, un campeón desde el corazón que actúa con coraje y fe. El serbio se impone sin discusión por 6-3 y 6-4, un triunfo incontestable, y supone mucho más que un título, el cuarto de la...
Suscribete para leer la noticia completa:

