Cuando la megafonía del estadio Luzhniki presentó a Usain Bolt ayer antes de la final de los cien metros lisos, sucedió una cosa habitual y una inesperada. Lo habitual fue la reacción enloquecida de las gradas; lo inesperado, que Bolt, en su show de todas las previas a las finales, esta vez hizo como que abría un paraguas, lo extendía y lo sujetaba sobre su cabeza....
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