Silverstone regaló una carrera electrizante de F1, el tipo de espectáculo que enardece a los aficionados. Fue un mediodía loco, con ruedas reventadas volando por la pista, que regaló un postre dulce para Fernando Alonso. El español consiguió un podio de oro, tercero, a bordo de un Ferrari que funciona los domingos. El piloto se jugó el mostacho de mosquetero...
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