Cambió el recinto, mucho más suntuoso que esa gigantesca caja de hormigón en la que se celebra el Sónar, pero la reinvención en tres dimensiones de Kraftwerk fue, en esencia, una experiencia muy parecida a lo que pudo verse hace dos años en el festival barcelonés. Esto es: un pedazo esencial de la historia de la música electrónica, piedra fundacional del techno...
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