Ser una de las voces más personales e intransferibles de nuestra poesía. Tener el don de la palabra, el de hablar con los pájaros y conversar con el viento, y entender a las espumas del mar y las arenas del desierto... Todo eso no sirve para que tu vida y tu obra sean reconocidas (al menos conocidas) por el común de tus paisanos: los españoles. Pero siempre hay...
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