La escena parecía sacada de uno de esos anuncios televisivos que exaltan la camaradería futbolera masculina. Acababa de concluir en el abarrotado O2 Arena de Londres la segunda noche de The Who, o lo que queda de ellos (exactamente el 50%).
Es un coliseo de 20.000 personas, con un confort inédito para los suplicios habituales del rock en directo. Canas y calvas...
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