«Rediez! ¡Vive Dios! ¡Voto a Bríos!», debió exclamar el pasado martes el avanzado prócer Lope de Vega allá donde moren sus huesos, al ver que los huesos, valga la ósea redundancia, de su colega y compañero (y ferocísimo enemigo) Miguel de Cervantes hacían venir hasta los Madriles a periodistas incluso desde allende el Atlántico. Demostrado quedó que el Manco...
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