Entre el siglo XVII y los comienzos del XIX los jóvenes de familias con poder adquisitivo solían emprender el Grand Tour por Europa: una especie de formación artística y vital para ver (y vivir) mundo antes de casarse y tener hijos. Pero en el XIX se puso de moda otro tipo de viajero, más romántico, que, cuaderno y lápiz en mano, se pateaba los pueblos conociendo...
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