Es gracias a Aurelio Arteta que el último día de julio descubrimos el incomparable claustro soriano de San Juan de Duero, junto al río, que pasa manso, tras las tapias. Es gracias a Aurelio Arteta (Sangüesa, Navarra, 1945) que volvimos a pensar con plena conciencia en virtudes como la compasión o la admiración moral, tan poco cultivadas, por no decir desdeñadas,...
Suscribete para leer la noticia completa: