Que a sus noventa años Charles Aznavour se aventure a decir que no piensa jubilarse hasta dentro de tres décadas suena a boutade mayúscula, pero después de verle en el Liceu dando saltitos y deslizándose al compás de «Les plaisirs démodé» y arrancándose, tras dos horas de recital, con una imprevista «La mamma», no hay más remedio que convenir que para el francés...
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