Pocos como Gaspar de Guzmán, el conde-duque de Olivares, acumularon tal nivel de poder entre los dirigentes políticos en la Historia de España. Su mano dura le llevó a caer en desgracia, tanto que fue a morir en el destierro de Toro al poco de su defenestración. Le hubiera gustado hacerlo en su señorío de Loeches, un pequeño municipio cercano a Madrid. En un...
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