Una aseveración nunca contrastada, acaso urdida entre sus enemigos, atribuía a Franco un punto de aborrecimiento por Alicante que le habría llevado a no pisar esa provincia en las casi cuatro décadas en que rigió los destinos de España. Sea o no así, lo cierto es que el puerto de la capital alicantina ofreció los últimos focos de resistencia republicana de parte...
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