Es un clásico. El pabellón español en la Bienal de Venecia da siempre mucho que hablar. Y casi nunca bien. El proyecto de Santiago Sierra en 2003 levantó mucha polvareda: hay quien vio como una genialidad cerrarlo al público foráneo y tapar la palabra España de su fachada y hay quien lo vio como una boutade. Muy criticado fue el desembarco de Miquel Barceló...
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