No hay día en que la jauría de sayones no depare una lapidación digital colectiva contra alguien, sea cual sea el motivo (real, nimio o inexistente) y aunque este tenga tintes dramáticos, brutales o luctuosos. Lo hemos vuelto a comprobar la pasada semana a cuenta de la catástrofe aérea de los Alpes. Sólo una hora después de conocerse las dimensiones de la tragedia,...
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