Da vuelta en su conciencia, como caballo en la pista, la milenaria ascendencia de atavismo senequiata, gongorino y narcisista. Posee infusa toda ciencia. Cree que se pierde de vista. Su ambición es la indolencia, se afirma individualista,y es de algo o de alguien un «ista».
Así era el «homo hispánicus» que le salió a Ramón Pérez de Ayala –otro de aquellos esenciales...
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