Dicen los sociólogos que las tarjetas, especialmente las de crédito, hacen más sencillo el gasto. El pago con dinero de plástico no aligera el bolsillo de forma inmediata y genera una imagen especular del dispendio. Así, lo que en dinero contante y sonante se nota al momento, en dinero figurado no produce el mismo efecto. Y eso cuando el que gasta tira con pólvora...
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